Dentro de la economía se subsistencia que tenían los habitantes de Ibias, el pan nuestro de cada día era fundamental, ya fuera de trigo, centeno o mezcla de ambos.
Todo comenzaba con la siega del cereal, a mano, con fouzo y doblando los riñones.
Una vez en la era y totalmente seco, se procedía a la malliega, primero con mallos manuales como este.
Más tarde con máquinas de mallar como esta.
Una vez obtenido el grano, limpio, se almacenaba en arcones para ir gastándolo el resto del año.
Sus principales usos, eran la elaboración de pan, empanadas y postres y para la alimentación animal, en pocos casos, pues no se tenían grandes cosechas.
La malliega era una actividad comunal de los pueblos, cada casa prestaba un voluntario, para el resto de las casas, donde se iba a mallar. El trabajo era frenético, la maquina cobraba por horas y no se podia despilfarrar.
Recuerdo siendo niño, despertar por la mañana con el arranque de la máquina de mallar, llamando al personal a comenzar la tarea.
La máquina de mallar, solía ser ambuante, yendo de pueblo en pueblo, tirada por un gran tractor, que a menudo tenía muchas dificultades para entrar en las eras complicadas de Ibias.
Fotos: vía WEB
Salu2
Hace pocos días, ví, en un margen de la carretera de entrada a La Cabrera (Segovia), una de esas máquinas ambulantes, con restos de la típica pintura burdeos, aparentemente abandonada.
ResponderEliminarRecordé con ella, cómo cuando de niña, apenas dejábamos tiempo para comer persiguiendo a la malliadora por todas las eiras del pueblo, y viendo el espectáculo de la malliega, sin importar el polvo que tragabamos al acercarnos demasiado, jugando a adivinar quiénes se ocultaban tras los disfraces de mandilones, pantalonzones, gafas y pañuelos, que era la vestimenta de los elegidos en cada casa para aportar esfuerzo a la tarea común.
Terminada la malliega, sabías que pronto terminarían las vacaciones, y la melancolía de la vuelta al colegio inundaba el resto de las mañanas de Agosto ya sin el "rumbar" de la máquina.
Para mi el trbajo más duro y sucio del verano,incluyendo la recogida del cereal, pero en aquellos tiempos es lo que teniamos y que bien cuando este era abundante.
ResponderEliminarUn saludo.
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ResponderEliminarIntenté publicar un amplio comentario varias veces y no he podido. Uno de mourentán
ResponderEliminarMe trae muy buenos recuerdos de cuando era niña, todos los vecinos de la aldea juntos, ayudándose unos a otros. La máquina malladora, se estropeaba cada dos por tres. Los niños jugando entre la paja, luego aparecia toda la piel llena de pequeñas picaduras. No les gustaba mucho a los mayores que jugáramos en la paja, pero siempre nos arreglábamos; además les llevábamos agua fresca, y al final , la merienda y luego hacían los palleiros, hoy hacen los silos. Un beso para todos los que se nos fueron.
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