Dentro de la economía se subsistencia que tenían los habitantes de Ibias, el pan nuestro de cada día era fundamental, ya fuera de trigo, centeno o mezcla de ambos.
Todo comenzaba con la siega del cereal, a mano, con fouzo y doblando los riñones.
Una vez en la era y totalmente seco, se procedía a la malliega, primero con mallos manuales como este.
Más tarde con máquinas de mallar como esta.
Una vez obtenido el grano, limpio, se almacenaba en arcones para ir gastándolo el resto del año.
Sus principales usos, eran la elaboración de pan, empanadas y postres y para la alimentación animal, en pocos casos, pues no se tenían grandes cosechas.
La malliega era una actividad comunal de los pueblos, cada casa prestaba un voluntario, para el resto de las casas, donde se iba a mallar. El trabajo era frenético, la maquina cobraba por horas y no se podia despilfarrar.
Recuerdo siendo niño, despertar por la mañana con el arranque de la máquina de mallar, llamando al personal a comenzar la tarea.
La máquina de mallar, solía ser ambuante, yendo de pueblo en pueblo, tirada por un gran tractor, que a menudo tenía muchas dificultades para entrar en las eras complicadas de Ibias.
Fotos: vía WEB
Salu2